Comer, comer





Así comenzaba un anuncio publicitario de comida para bebés. Ya he crecido y decido que quiero comer, comer me gusta a mí, lo hago bien.
Lo malo es que no como todo lo que veo, eso no. De tanto entrenar pues cada vez es más difícil que tus papilas se sorprendan. Una aspirante a esnob como yo, por Dior!, no se puede conformar con una vulgar lechuga iceberg –es la quintaesencia de lo sinsustancia, como si mascases agua–.
Si no puedes sacar el sabor que deseas es mejor que ni lo intentes. Se ve que me ha dado la tontuna pero hay que ser fiel a la esencia del blog, tiene que ver con que aunque se empeñen en que seamos estándar, debemos intentar destacar, no diluirnos ni acatar sin más. Una vez que una Hoja de roble entre en tu ensalada no querrás nada menos especial, nada menos extraordinario.
Ilustro este textito con unos platillos que hacen mi día más sabroso: carne picada de guardería, importante ponerle verduritas y que esté jugosa, se come con cuchara, de lo más sentimental; ensalada de pollo con rúcula y tomate confitado; arroz con verduras y un toque de parmesano; salmón en papillote con un poco de mayonesa a la que añadimos un poco de mostaza y unas alcaparras.

Comentarios

  1. Joooooooooo, qué rico y qué bonitoooooo... explica, por favor, para que salivemos con consecuencia.
    Ver fotos es lo único que no engorda.

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