Cortometraje en post-it

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¿Se enfadó mucho Trini? Le llamó por lo menos diez veces aquella tarde.
Si me encontrara una plaza del centro llena de papelitos amarillos pegados en coches y motos con esa napia y su mirada in love, se me pasaría el enfado al instante y mi sonrisa me habría provocado contractura de carrillos por lo menos dos días (la sonrisa habría empezado, qué se yo, a las 8:15 –hay que darle emoción, seguro que Trini llegó tarde al teatro– y no se me habría quitado hasta después de la cena –los que vieran a Solá y Oteyza saben que digo toda la verdad–.
¿Trini y Tony fueron juntos al teatro esa tarde?
Conservo este papelito desde hace seis años… (claro que esta es la razón de su pálido color)
no me he dado cuenta hasta este momento de que si alguien más como yo se llevó uno de estos quizá Tony perdió algo de feedback, si el recorrido que siguió Trini esa tarde fue serpenteante por la plaza o si, por el contrario, siguió en línea recta nada más salir de la boca de metro. En este caso quizá la contractura facial me habría durado también dos días, pero en sentido contrario, lo que provoca a la larga una caída de los músculos participantes y, por ende, arrugas irreversibles en la zona supralabial, también llamado "código de barras" entre las féminas de cierta edad.

Pensemos en un final abierto
(Exterior, noche)
Trini sale del metro colorada como un tomate, se ha dado una prisa enorme, llega a las 8:12 a la plaza. Vuelve a llamar a Tony y no le contesta, se mosquea (Trini frunce el ceño). Mira a un lado, mira a otro, baja por un lado de la plaza, vuelve a mirar y sube por el centro de la plaza…

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