Cocina de lo q'hay

Los pastelitos de pescado surgieron de la meditación, sí, durante la meditación en mi clase de yoga. Si se entera mi seño me regañaría, se supone que debo meditar pero no distraer mi mente. Lo cierto es que es cuando más inspirada estoy. Había sacado una solitaria piedrita de merluza del congelador y era mi comida de táper del día siguiente, y pensé "rehogo un trozo de puerro que me queda, zanahoria, lo mezclo bien con la merluza; bato un huevo, pongo un poco de pan rallado y ya está —y por supuesto polvos mágicos, genjibre le viene genial". Fue un logro, porque estaban buenos, y además porque eran sostenibles, había aprovechado todo lo que me quedaba por allí y me sentí bien.
Mi hermana lo llama "Cocina de lo q'hay", va más allá de una croqueta para aprovechar el pollo del caldo o las torrijas —cuando haces torrijas y aprovechas todo el pan duro te sientes muy bien, responsable.
Pero de momento no hay imágenes de la hazaña, espero tenerlas, cuando los haces a horno quedan muy monos.

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