Libertades frágiles

Lo más parecido a volar o sentirse libre sobre el vacío es sentarse en la terraza y sacar las piernas entre los barrotes, la sensación es mucho mejor de noche, porque no se ve el suelo, solo tus pies. Lo hacía como una especie de rito en las noches de verano. Siempre volaba en contra del viento porque la brisa húmeda que venía del río alborotaba el pelo hacía atrás; el viento al revés despeina y es muy molesto.
"Pena de barrotes", pensaba, mejor sin barrotes; si es una azotea, eso sí, durante el tiempo idílico en que ningún "ideólogo" decida que la azotea no será más el último piso. No veo el sentido a elevar la altura de los edificios que están rematados hace tiempo, es como si mirases las cosas desde el mismo punto un tiempo de tu vida y de repente te pusieran un trozo más de piernas o de cuerpo y tuvieras que incorporarlos a ti, y presentarles a tu familia y amigos; ¿y si la parte nueva del edificio no encajara bien, si no se llevase bien con la vieja? ¿y si tu cuerpo rechazara los añadidos?
En sueños siempre puedes volar, ¿no? En sueños se vuela sin barrotes.
En sueños siempre se podía escapar por la terraza, nunca se usaban las puertas. Se podía descender y descolgarse de una a otra terraza hasta el jardín de la casa vecina donde podía haber una gran merendola.
Oí que en sueños puedes construir puentes desde el aire, primero un lado y luego el otro hasta juntarse.

¿Cómo vamos con los sueños? Había un tiempo en el que soñabas con este tiempo, ¿soñabas con que se construirían más plantas que las que tienen las casas? o ¿eran sueños en los que eras totalmente libre, sin mandamientos, sin adultos, sin obediencia ciega? o más bien ¿eran sueños de los nobles, de esos en los que tienes aventuras de novela, no se matan más ballenas, ni focas bebé, no existe la guerra, la estafa, ni se negocia con el hambre?
Era mucho tiempo el que te separaba de esta edad así que quizá soñabas con que casi todo sería muy distinto porque tus adultos hablaban de tiempos muy duros en los que era muy difícil la vida, o sea que soñabas ilusionado con dejar resueltas todas las injusticias para siempre; o tal vez que no serías más niña, que no tendrías que hacer lo que dictaban tus adultos, serías libre, para entrar y salir, para ir y venir; o con algo simple y difícil como la libertad, que no estarías encadenada ni sometida, que ibas a ser libre, sobre todo para decidir y para decidir sobre TODO, algo que costó mucho a tus adultas.
Lo que no te imaginabas es que las cosas que ya parecían tuyas pueden esfumarse, las conquistas de tus adultas son muy frágiles, no soñabas que se avanza un poco pero se puede retroceder unas casillas en el juego si nos despistamos. Si nos despistamos deciden por nosotras.


Muchos millares de personas claman desde el pasado febrero que no sea reformada la actual ley del aborto.
Hoy se estrena Yo decido. El tren de la libertad, un documental que muestra el viaje de nuevo a la libertad, que está resultando frágil, la marcha desde todos los rincones a principios de febrero y que desembocó en una gran manifestación en esta capital para apoyar el sueño de decidir en libertad.
Me gustaría soñar con cosas nuevas, construir puentes desde el vacío, nuevas libertades porque hoy soy libre y hoy decido, deseo que esa intervención de mi libertad se quede en un mal sueño.

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