¿Por qué escribir?

Porque a lo mejor se sabe hacer: juntar sujeto, verbo y complementos en cadenas más o menos largas y complicadas.
Pero ¿para qué escribir? Para comunicar, esto es algo que sabemos todos.
Así que, el primer verbo no es nada sin el segundo, su vida es corta.
Juntar simplemente sujeto y predicado bien no significa en absoluto comunicar. Después de escribir bien en el idioma en el que una piensa (el que sea) hay que rellenar las frases correctamente escritas con significado para una y, en el mismo viaje, de significado para el otro.
Hasta ahora este párrafo está vacío, de significado aunque puede que pienses que estoy metiéndote en una metáfora.
Hay formas encantadoras de juntar sujetos y predicados que envuelven al lector sin que resulte de ellas una comunicación con él o ella, como yo estoy haciendo contigo. Ella o él se verán seducidos hasta el punto de pensar y admitir que comprenden lo que se les cuenta.
¿Cree el lector, lectora adepta que comprende todo lo que su autor pretende contarle? Supongo que sí, alguno lo cree. Pero a veces su autor se ve perdido también en las cadenas de frases y, como en el mito, va arriba y abajo sin un fin, sin misión, sin cencerro.
Y así están las cosas para mí ahora.
Mi iPod ya no se actualiza. Significa que, si hay suerte, estoy condenada, como en los mitos, a escuchar las mismas canciones toda la eternidad o hasta que la fábrica que lo parió decida darlo matarile.
Cuando la imaginación se distrae y la cadena de días no proporciona tramas, el autor emite en bucle lugares comunes y el lector se ve condenado a recibir lo mismo una y otra vez, aunque con frases distintas (si hay suerte en esto).
Urge que el final llegue, que se corte la reproducción en bucle. Quizás hay que borrar y reiniciar.
Me vuelvo a preguntar: ¿por qué escribir?
Pues que ahora trabajo «en esto de la comunicación».
Antes me enganchaba toda la publicidad, toooda. ¿A ti? En ese momento está ahora mi sobrina de quince años, que reproduce anuncios como retahílas, seguro que te suena. Los jingles están en sus playlists junto a las canciones que le flipan. Yo, en cambio, la miro con desdén o la analizo con lupa, por formación profesional.
He pensado abrir una sección para comentar, desde la humilde posición de «usadora» del español, por ejemplo esos «llamativos» mensajes que nos abordan desde distintos lugares, como escaparates, marquesinas, periódicos y la misma Internet.
Este me llegó hace unos pocos días:



Leído sin atención «una hipoteca de andar por casa» para mí, no era un mensaje serio, positivo, pero me digo, asegúrate, porque con las frases hechas y refranes nunca se sabe, puede ser que te equivoques o haya uno, dos, tres significados. La lengua nuestra es lo que tiene. Y me cuesta creer en grandes empresas metiendo la pata… (¿o sí?, cada vez más).
Así que puse atención:

para andar por casa

1. loc. adj. Dicho de un procedimiento, de una solución, de una explicación, etc. de poco valor, hecho sin rigor, etc.

O sea, ¿una chapuza? ¿Tú qué dices? ¿Es acaso ironía? Yo no he entendido bien este mensaje. 
A veces una está muy segura de lo que está diciendo (escribiendo), y tira adelante, y todos tus filtros, también lo hacen. Nuestra obligación como «escribidores» –copy para los anglófilos– es no dar nada por sentado, es comprobar que el mensaje que queremos comunicar se encuentra bien sujeto en el texto que hemos formulado. Podemos, debemos, acudir a las fuentes primordiales para cerciorarnos ya que un doble significado o un simple abuso (mal uso) de una expresión puede mandarnos al garete el mensaje. O sea, que no queden cabos sueltos. 
Este mensaje se ha ido al garete. Comunicación fallida. 

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